
Por: Dulce García |
Cada 30 de marzo, desde 2017, conmemoramos el Día Mundial del Trastorno Bipolar, un padecimiento mental que se caracteriza por cambios repentinos de ánimo y conducta que van de alegría extrema a depresión profunda, conductas conocidas con anterioridad como maniacas y depresivas.
El trastorno bipolar afecta aproximadamente al 3% de la población mexicana, con mayor frecuencia a adolescentes y adultos jóvenes.
Esta alteración de las emociones, cogniciones, forma de pensamiento y razonamiento y en la conducta, consiste en transitar de la fase maniaca al estar alegre, optimista o irritable, a presentar episodios de tristeza, depresión, desgano y abatimiento, que forman parte de la etapa depresiva.
En las fases maníacas y depresivas hay riesgo de pensamientos suicidas.
Cabe señalar que este trastorno es un padecimiento multicausal en el cual influyen factores genéticos, y también se ve favorecido su desarrollo los factores ambientales como el estrés y estilos de crianza negligentes, con maltrato, desamor o abandono.
Cabe señalar que el Trastorno Bipolar es controlable, y requiere un tratamiento combinado con medicamentos que disminuyen la sintomatología, es decir, si está en etapa depresiva se le dan estabilizadores del estado de ánimo y, a veces, antidepresivos. En etapa maníaca se aplican estabilizadores del estado de ánimo y a veces medicamentos antipsicóticos.
El tratamiento se complementa con psicoterapia, el ajuste personalizado de los medicamentos, actividad física, ambiente saludable en casa, buena alimentación, no uso de drogas, tabaco ni alcohol, y con la conciencia del paciente sobre la magnitud de su padecimiento a fin de que se apegue al tratamiento, pues la ayuda externa si es necesaria.
Con información de Redes sociales