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Científicos de la UNAM y el CEMDA advierten de graves impactos, ambientales sociales y económicos por el Tren Maya

Por: Dulce García |

Este jueves 31 de marzo en punto de las 9:00 horas, científicos y académicos del Instituto de Ecología, del Instituto de Economía y del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), emitieron su punto de vista desde su experiencia profesional en cada una de sus áreas de especialidad la perspectiva ambiental, social y jurídica, sobre los impactos que traerá el Tren Maya a la Península de Yucatán.

Rodrigo Medellín, investigador especializado en fauna silvestre y selva, del Instituto de Ecología de la UNAM, declaró que no está en contra del Tren Maya, incluso se dijo a favor de los trenes.

Destacó que lo que ha afectado a la percepción del proyecto es la forma en la que se está ejecutando, que va dando cuenta de su acción por los destrozos que se generan en el medio ambiente y no porque existan los planos y los planes sobre el mismo.

Citó como un ejemplo del impacto que ya existe en la zona, a las afectaciones que existen por el paso de la vía en la parte trasera del cenote seco conocido como el volcán de los murciélagos en Calakmul en Campeche, que alberga a una población de murciélagos de aproximadamente 3 millones de individuos que sirven como control de plagas en los cultivos. Esta afectación ya no se pudo prever, ya sucedió.

Por su parte, Ana Esther Ceceña, de Observatorio Latinoamericano de Geopolítica de la UNAM, abordó el tema del Tren Maya desde el punto de vista social y económico, y destacó puntos como:

  • La inexistencia de un estudio de factibilidad económica del megaproyecto.
  • Las zonas arqueológicas del país que concentra la zona y aún no son exploradas. 
  • La falta de una consulta real de la opinión y visión de desarrollo de los grupos indígenas que habitan en la zona, señalando que existen al menos 68 grupos etnolinguísticos reconocidos por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, de los cuales 44 de estos tienen asiento en esta zona por donde pasa el tren maya.
  • En materia de empleo agregó la precarización y temporalidad del empleo con este tipo de obras, que deterioran la calidad de vida de la población.

Ceceña destacó el foco rojo de las rutas del narcotráfico que cruzan por esta región, principalmente por Quintana Roo debido al turismo, por lo que los grandes cárteles organizan a los locales y generan desplazamiento de la población, rompiendo el tejido comunitario y dejando en manos criminales a la población.

La investigadora cuestionó al Tren Maya y en general a las mega obras como parte del Desarrollo Sustentable, señalando que este es un término utilizado para promover la rentabilización de la naturaleza, para modificar un territorio poniendo como fundamento al desarrollo económico; tema que no se incluyó en la consulta, y que careció de información para los pobladores consultados.

Luisa Falcón, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, especialista en Microbiología y Desarrollo sostenible, señala que en el caso del Tren Maya, hay mucha información que se desconoce para desarrollar el proyecto, generando una mala planeación del mismo.

Agregó que debido a la desinformación sobre la planeación de la obra, se desconoce si se ha considerado la sobreexplotación del agua, del suelo y la sobreocupación poblacional flotante, a causa del crecimiento desordenado del turismo.

Señaló que una obra así debe considerar la bioquímica de los ríos subterráneos de la península y lo que implica para los acuíferos, en donde habitan ecosistemas subterráneos completos, que ahora peligran, pese a ser una zona de flujos de agua única en el mundo y de la que aún se tiene mucho por conocer.

Gustavo Alanis del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA, AC), señaló tres puntos principales a considerar desde el punto de vista jurídico, como:

  1. El cumplimiento al marco legal, con las Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) que se deben hacer como investigación previa y no paralela o posterior a la ejecución de una obra de esta magnitud.
  2. El respeto a la biodiversidad y a las especies endémicas que ya están siendo afectadas por la intervención en el territorio.
  3. La preservación del derecho humano al medio ambiente sano y al agua.

Uno de los puntos que destacó desde el punto de vista legal, es que se desconoce si el Tren Maya cuenta o no con las autorizaciones para el cambio de uso de suelo.

Los especialistas coincidieron en que los cuestionamientos al Tren Maya son válidos a causa de todo lo que se desconoce del megaproyecto, debido a que la percepción es que es una obra segmentada sin una investigación multidisciplinaria y experta de manera previa.

Marisa Mazari, encargada del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones (SUSMAI), señaló que durante el mes de abril se realizarán otros foros como el que se celebró este jueves sobre el Tren Maya, y adelantó que en el próximo, estarán presente los actores locales de la zona.

Con información de SUSMAI UNAM y Redes sociales

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