
Por: Briseida Velasco |
Oriundo de Parral, Chile, donde nació en 1904, y ganador del premio Nobel de Literatura 1971, Pablo Neruda se ha convertido en una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX, de quien en 1961 su libro más conocido, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, vendió un millón de ejemplares, cifra inusual y que posiblemente a la fecha ya se ha triplicado.
Neruda dijo de ese volumen “continúa siendo un libro de aquellos que se aman. Por un milagro que no comprendo, este libro atormentado ha mostrado el camino de la felicidad a muchos seres”.
“Conozco esta América; vengo del fondo de ella, de sus tinieblas, de sus prisiones, de sus asesinatos. Pero conozco también los manantiales invencibles, la fuerza trabajadora que debe encauzarse, la luz de cada día de mañana”.
Como todo gran escritor, Pablo Neruda pasó del amor a su polo opuesto: el sinsentido del hombre y del cosmos, por medio del libro Residencia en la Tierra. Posteriormente, como si se tratara de un uróboros, regresaría a la fe, mediante Canto general (1950), y la sencillez temática y expresiva, Odas elementales (1954-57).
“Al poeta debemos exigirle sitio en la calle y en el combate, así como en la luz y en la sombra. Yo he dado cuanto tenía. La poesía es una insurrección”.
Neruda, posiblemente, sea uno de los poeta más leídos de todos los tiempos y a diferencia de otros su fama se acrecienta con el paso del tiempo. Lo mismo podría decirse de su influencia en otros poetas.
Pablo Neruda falleció en Santiago de Chile el 23 de septiembre de 1973. El poeta decía: “la poesía debe ir desnuda por las calles y sólo debe envolverse con la multitud de la naturaleza”.